CUIDADO PARENTAL EN PRIMATES
Los años sesenta son el comienzo de
los estudios de campo a largo plazo con grandes simios, prosimios y babuinos, y
pueden ser considerados el comienzo de las investigaciones psicológicas,
biológicas, antropológicas y evolutivas sobre los primates, tanto en el
laboratorio como en entornos seminaturales y en el hábitat natural.
La base de conocimiento que
proporcionaron estos estudios permitió tomar en consideración una serie de
cuestiones específicas, como son las siguientes: - ¿Cuales son las bases
genéticas y evolutivas de los cuidados paternales? - ¿Qué funciones cumplen los
miembros del grupo que no siendo padres proporcionan cuidados infantiles? -
¿Por qué ocurre el infanticidio? - ¿Cómo influyen en las crías las disrupciones
y las disfunciones en el cuidado parental? - ¿Cuál es la evolución de las
relaciones macho-cría? - ¿Cómo influyen los sistemas sociales en los patrones
de cuidado infantil? Por esto se hablara sobre el comportamiento parental en
los primates, utilizando como base de las comparaciones con otras especies de
primates a los chimpancés, ya que son nuestros familiares evolutivos más
cercanos, compartiendo más de un 90 % del material genético.
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Las diferentes edades de las crías
requieren distintos tipos de cuidados de los padres. Se consideran cuatro
períodos:
1) período del recién nacido, definido como el período inicial
posterior al nacimiento durante el que la cría es incapaz de sobrevivir sin el
apoyo de los padres.
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2) período infantil, definido como el período durante el
período durante el que la cría es físicamente dependiente de la leche de la
madre.
3) período juvenil, que se distingue porque la cría pasa tiempos más
largos lejos de la madre o el padre y en algunos casos por cambios en el color
del pelaje.
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4) período adolescente, que comienza en la pubertad y termina en
el momento en el que se da una reproducción efectiva.
Además de estas distinciones, entre
las distintas especies de primates hay diferencias en cuanto a las competencias
de los padres que requiere el cuidado de las crías, ya que algunas nacen con
capacidades motoras y otras no (chimpancés).
Las consideraciones que se hacen a
continuación se concentran en los cuidados paternos y maternos durante las
cuatro fases descritas anteriormente. Los chimpancés recién nacidos son tan
incapaces de sobrevivir por sí mismos como lo son los bebés humanos. Ambos tienen un fuerte reflejo de prensión,
pero que no se mantiene durante más que algunos segundos. Los chimpancés no son
capaces de sostener su propio peso durante los dos primeros meses de vida, lo
cual no ocurre en la mayoría del resto de los primates. Las madres proporcionan
la mayor parte de los cuidados durante este período. Las alimentaciones son
cortas e irregularmente espaciadas.
Las observaciones revelan que el
sueño es el estado predominante de la cría durante los treinta primeros días de
vida. La cría está alerta y quieta durante períodos considerables. Los estados
de alerta activa son menos frecuentes. Los chimpancés recién nacidos lloran y
se quejan pero de forma ocasional y durante cortos períodos de tiempo. El
comportamiento materno más significativo es sostener al recién nacido,
proporcionando el apoyo necesario para permanecer en contacto físico, aunque
también tienen lugar el juego, la sonrisa, los exámenes del estado de la cría y
algunos ejercicios físicos. Las miradas entre la madre y la cría son frecuentes
durante este período.
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En el período infantil las crías
dependen para su alimentación de la leche de la madre y dentro de este período
hay dos fases, una inicial en la que la cría no se desplaza por sí misma y otra
posterior durante la que la cría ya ha adquirido la capacidad de locomoción
independiente. Los grandes simios (chimpancés, orangutanes, bonobos y gorilas)
permanecen en este período durante un tiempo que va de los 4 a los 6 años.
Goodall clasifica la infancia en los chimpancés como el período que va desde el
nacimiento hasta el tiempo del destete, en el que cesa el desplazamiento de la
cría en el cuerpo de la madre, el cual ocurre aproximadamente a los 5 años de
edad. En el período infantil inicial el contacto físico es constante. A los 3 o
4 meses, en las observaciones realizadas en laboratorio, se inicia la primera
separación entre la madre y la cría, y en este momento la cría ya se muestra
muy activa. Durante este período inicial la madre estimula constantemente el
movimiento de la cría y le ayuda a aprender los movimientos para alcanzar una
autonomía motriz. Entre los 5 y los 7 meses de edad la cría comienza a montarse
sobre la espalda de la madre. No es hasta el año y medio de edad cuando las
crías responden a las señales de la madre para que se suba a su espalda.
A partir de los 8 meses de edad las crías y
sus madres pueden permanecer sin contacto físico dentro del alcance de los
brazos, pero las crías lloriquean cuando la madre se aleja a mayor distancia. A
partir de la mitad del primer año de vida las crías inician las interacciones sociales
con otros acercándose a ellos con saludos vocales. Las madres vigilan las
interacciones de sus crías con otros e inmediatamente los recogen ante los
primeros signos de que la cría se perturba. Las crías aprenden una gran
cantidad de señales comunicativas sociales durante los primeros dos años de
vida. Las señales comunicativas constituyen el modo en el que los miembros del
grupo negocian las interacciones sociales. Un ejemplo de esta comunicación es
la obtención de comida por parte de la cría de la boca de la madre: los
chimpancés utilizan gestos comunicativos para pedir comida cuando tienen entre
9 y 12 meses de edad. Dentro del período infantil, en las etapas más tardías,
entre los 2 y los 5 años de edad, los chimpancés aprenden una gran cantidad de
cosas relacionadas con la comida, su procesamiento, los desplazamientos y la
caza. Las madres vigilan lo que comen las crías y evitan que coman e incluso
que toquen objetos no deseados.
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Las madres sirven como modelo para las crías
en el aprendizaje de la pesca de termitas, la manufactura de herramientas, la
recogida de plantas, el procesamiento de alimentos y los comportamientos
locomotrices. Es probable que los machos adultos jueguen un papel educativo en
la introducción de las crías macho en la caza cooperativa. Durante esta edad,
entre los dos y los cuatro años, se da un largo proceso de destete en el que la
madre impide a la cría mamar y la cría muestra algunos signos depresivos, como
la disminución del juego, la pérdida de apetito, y la recuperación de
comportamientos de etapas anteriores. Todas las crías de 4 y 5 años muestran
angustia por el hecho de que la leche de la madre no sea ya accesible, y en un
período de algunos meses dejan de intentar mamar. Las madres se muestran muy
tolerantes y cuidadosas con las crías durante este período. Durante el período
juvenil las crías pasan tiempos más largos lejos de los padres. En los
chimpancés el final de la etapa infantil se indica por cambios en el color del
pelaje. En esta nueva etapa la atención se dirige hacia los iguales más que
hacia la madre. La responsabilidad materna se centra ahora en aumentar la
independencia de la cría. En este período la madre facilita el aprendizaje de
las técnicas de desplazamiento, de procesamiento de comida, incluyendo el uso
de herramientas y de la socialización. Este período acaba con el inicio de la
pubertad.
El comienzo del período adolescente
ocurre alrededor de los 9 años de edad en los chimpancés salvajes y a los 5
años y medio en el laboratorio. La menarquía y el desarrollo completo de los
órganos sexuales ocurren entre los 11 y los 12 años en el hábitat natural y
entre los 8 y los 10 años en el laboratorio. En el período adolescente los
individuos viajan de manera independiente durante días y noches, a veces
participan de encuentros sexuales y de comportamientos reproductivos, pero ni
social ni físicamente son plenamente adultos. Este período termina cuando se da
una reproducción efectiva. Los cambios que caracterizan a los individuos
adultos incluyen el color del pelaje, características sexuales secundarias y un
crecimiento completo. Durante el período adolescente hay grandes diferencias en
cuanto a los géneros con respecto a con qué miembros del grupo pasan el tiempo,
ya que los machos pasan la mayor parte del tiempo con machos adultos y las
hembras con las madres.
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El comportamiento de los machos
adolescentes es moldeado por machos adultos que les introducen en las patrullas
de las fronteras de su territorio y les permiten asumir funciones
complementarias y cooperativas durante la caza de otros monos. Es en la
adolescencia media, cuando las hembras tienen órganos sexuales de tamaño
adulto, cuando las hijas dejan a las madres y se incorporan a un nuevo grupo,
en el que son solicitadas y protegidas por machos adultos. Una vez analizados
los cuatro períodos por los que pasan los grandes simios, se analizan a
continuación cuestiones relacionadas con el ejercicio de sus funciones por
parte de los progenitores. Se utiliza el concepto de “paternidad intuitiva”
para agrupar los comportamientos implicados en la paternidad entre las especies
de primates. La paternidad intuitiva consiste en una pre-adaptabilidad
psicobiológica hacia la estimulación del desarrollo integral de las crías. Los
comportamientos no son reflexivos ni basados en el pensamiento racional, pero
si parece que requieren tener una experiencia anterior con individuos
infantiles de la especie. Las madres de chimpancé actúan de forma contingente y
adecuan sus respuestas de manera que cuidan del desarrollo de sus crías.
Especialmente significativos son los comportamientos de paternidad intuitivos
destinados a apoyar el desarrollo de los comportamientos motores y comunicativos.
Existe un debate sobre si en las
especies de primates no humanos existe una educación de sus miembros más
jóvenes. En este capítulo el autor considera que la educación ocurre cuando el
instructor ayuda a estructurar el entorno y la actividad, o por otro lado actúa
para ayudar al que aprende de manera que entre ambos se hace posible desarrollar
una actividad que el individuo infantil no podría desarrollar y lograr por sí
solo. La competencia maternal en los chimpancés no es instintiva. A pesar de
que las hormonas pueden influir en algunos aspectos del comportamiento materno,
no determinan la competencia materna. Hay tres elementos implicados en la
competencia materna, ninguno de los cuales parece ser suficiente por sí mismo
para asegurarla. Estos son: la experiencia temprana de la hembra (haber sido
criada o no por su madre biológica), el aprendizaje a través de la observación
de cómo otros miembros del grupo cuidan de sus crías, y el aprendizaje
individual a través de la experiencia directa de la hembra con otros miembros
infantiles o juveniles de su grupo. Se considera que la experiencia temprana de
la hembra en su propia crianza no es suficiente para promover la competencia
maternal.
Tampoco la observación de la
competencia maternal de otro individuo es una condición suficiente por sí misma
para la expresión de la competencia materna en los chimpancés. Por tanto, la
variable crucial en la adquisición de capacidades maternas apropiadas es la
interacción y el contacto directos con un individuo o individuos infantiles del
grupo. En grupos de chimpancés en hábitats naturales las hembras juveniles y
adolescentes muestran un gran interés en sus hermanos menores. Las hembras no
emparentadas y aún no adultas, así como las hermanas mayores pueden acceder a
las crías acercándose a la madre y cogiendo a la cría de sus brazos. Cuando la
cría llora o chilla, la madre la recoge. De esta forma, si las hembras
juveniles o adolescentes quieren tener en sus brazos a las crías durante un
tiempo prolongado, deben aprender a sostenerlas de una manera que no le cree
malestar o incomodidad. También las hembras adultas que no han tenido crías
pueden acceder a las crías. Esta estrategia, además de enseñar a las futuras
madres, reduce la cantidad de cuidados que la madre debe proporcionar a la
cría. Esta estrategia se denomina “allomothering”, término que podemos traducir
como “maternidad compartida”. Sin embargo, tiene límites, ya que por ejemplo se
ha comprobado que en los chimpancés la madre no deja que las otras hembras ni
siquiera toquen a la cría antes de los dos meses de edad.
VIDEO COMPLEMENTARIO
Muy bueno. Esto me servira en las clases de Etologia
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