Universidad Pedagógica Nacional-Facultad de ciencia y Tecnología-Licenciatura en Biología-Bogotá Colombia 2015-sexto semestre-seminario de Evolución

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LOS PRIMATES




CUIDADO PARENTAL EN PRIMATES 


Los años sesenta son el comienzo de los estudios de campo a largo plazo con grandes simios, prosimios y babuinos, y pueden ser considerados el comienzo de las investigaciones psicológicas, biológicas, antropológicas y evolutivas sobre los primates, tanto en el laboratorio como en entornos seminaturales y en el hábitat natural.

La base de conocimiento que proporcionaron estos estudios permitió tomar en consideración una serie de cuestiones específicas, como son las siguientes: - ¿Cuales son las bases genéticas y evolutivas de los cuidados paternales? - ¿Qué funciones cumplen los miembros del grupo que no siendo padres proporcionan cuidados infantiles? - ¿Por qué ocurre el infanticidio? - ¿Cómo influyen en las crías las disrupciones y las disfunciones en el cuidado parental? - ¿Cuál es la evolución de las relaciones macho-cría? - ¿Cómo influyen los sistemas sociales en los patrones de cuidado infantil? Por esto se hablara sobre el comportamiento parental en los primates, utilizando como base de las comparaciones con otras especies de primates a los chimpancés, ya que son nuestros familiares evolutivos más cercanos, compartiendo más de un 90 % del material genético. 
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Las diferentes edades de las crías requieren distintos tipos de cuidados de los padres. Se consideran cuatro períodos: 
1) período del recién nacido, definido como el período inicial posterior al nacimiento durante el que la cría es incapaz de sobrevivir sin el apoyo de los padres.
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2) período infantil, definido como el período durante el período durante el que la cría es físicamente dependiente de la leche de la madre.


3) período juvenil, que se distingue porque la cría pasa tiempos más largos lejos de la madre o el padre y en algunos casos por cambios en el color del pelaje.
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4) período adolescente, que comienza en la pubertad y termina en el momento en el que se da una reproducción efectiva.

Además de estas distinciones, entre las distintas especies de primates hay diferencias en cuanto a las competencias de los padres que requiere el cuidado de las crías, ya que algunas nacen con capacidades motoras y otras no (chimpancés). 

Las consideraciones que se hacen a continuación se concentran en los cuidados paternos y maternos durante las cuatro fases descritas anteriormente. Los chimpancés recién nacidos son tan incapaces de sobrevivir por sí mismos como lo son los bebés humanos.  Ambos tienen un fuerte reflejo de prensión, pero que no se mantiene durante más que algunos segundos. Los chimpancés no son capaces de sostener su propio peso durante los dos primeros meses de vida, lo cual no ocurre en la mayoría del resto de los primates. Las madres proporcionan la mayor parte de los cuidados durante este período. Las alimentaciones son cortas e irregularmente espaciadas.  
Las observaciones revelan que el sueño es el estado predominante de la cría durante los treinta primeros días de vida. La cría está alerta y quieta durante períodos considerables. Los estados de alerta activa son menos frecuentes. Los chimpancés recién nacidos lloran y se quejan pero de forma ocasional y durante cortos períodos de tiempo. El comportamiento materno más significativo es sostener al recién nacido, proporcionando el apoyo necesario para permanecer en contacto físico, aunque también tienen lugar el juego, la sonrisa, los exámenes del estado de la cría y algunos ejercicios físicos. Las miradas entre la madre y la cría son frecuentes durante este período. 
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En el período infantil las crías dependen para su alimentación de la leche de la madre y dentro de este período hay dos fases, una inicial en la que la cría no se desplaza por sí misma y otra posterior durante la que la cría ya ha adquirido la capacidad de locomoción independiente. Los grandes simios (chimpancés, orangutanes, bonobos y gorilas) permanecen en este período durante un tiempo que va de los 4 a los 6 años.
 Goodall clasifica la infancia en los chimpancés como el período que va desde el nacimiento hasta el tiempo del destete, en el que cesa el desplazamiento de la cría en el cuerpo de la madre, el cual ocurre aproximadamente a los 5 años de edad. En el período infantil inicial el contacto físico es constante. A los 3 o 4 meses, en las observaciones realizadas en laboratorio, se inicia la primera separación entre la madre y la cría, y en este momento la cría ya se muestra muy activa. Durante este período inicial la madre estimula constantemente el movimiento de la cría y le ayuda a aprender los movimientos para alcanzar una autonomía motriz. Entre los 5 y los 7 meses de edad la cría comienza a montarse sobre la espalda de la madre. No es hasta el año y medio de edad cuando las crías responden a las señales de la madre para que se suba a su espalda.
 A partir de los 8 meses de edad las crías y sus madres pueden permanecer sin contacto físico dentro del alcance de los brazos, pero las crías lloriquean cuando la madre se aleja a mayor distancia. A partir de la mitad del primer año de vida las crías inician las interacciones sociales con otros acercándose a ellos con saludos vocales. Las madres vigilan las interacciones de sus crías con otros e inmediatamente los recogen ante los primeros signos de que la cría se perturba. Las crías aprenden una gran cantidad de señales comunicativas sociales durante los primeros dos años de vida. Las señales comunicativas constituyen el modo en el que los miembros del grupo negocian las interacciones sociales. Un ejemplo de esta comunicación es la obtención de comida por parte de la cría de la boca de la madre: los chimpancés utilizan gestos comunicativos para pedir comida cuando tienen entre 9 y 12 meses de edad. Dentro del período infantil, en las etapas más tardías, entre los 2 y los 5 años de edad, los chimpancés aprenden una gran cantidad de cosas relacionadas con la comida, su procesamiento, los desplazamientos y la caza. Las madres vigilan lo que comen las crías y evitan que coman e incluso que toquen objetos no deseados.

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 Las madres sirven como modelo para las crías en el aprendizaje de la pesca de termitas, la manufactura de herramientas, la recogida de plantas, el procesamiento de alimentos y los comportamientos locomotrices. Es probable que los machos adultos jueguen un papel educativo en la introducción de las crías macho en la caza cooperativa. Durante esta edad, entre los dos y los cuatro años, se da un largo proceso de destete en el que la madre impide a la cría mamar y la cría muestra algunos signos depresivos, como la disminución del juego, la pérdida de apetito, y la recuperación de comportamientos de etapas anteriores. Todas las crías de 4 y 5 años muestran angustia por el hecho de que la leche de la madre no sea ya accesible, y en un período de algunos meses dejan de intentar mamar. Las madres se muestran muy tolerantes y cuidadosas con las crías durante este período. Durante el período juvenil las crías pasan tiempos más largos lejos de los padres. En los chimpancés el final de la etapa infantil se indica por cambios en el color del pelaje. En esta nueva etapa la atención se dirige hacia los iguales más que hacia la madre. La responsabilidad materna se centra ahora en aumentar la independencia de la cría. En este período la madre facilita el aprendizaje de las técnicas de desplazamiento, de procesamiento de comida, incluyendo el uso de herramientas y de la socialización. Este período acaba con el inicio de la pubertad.
El comienzo del período adolescente ocurre alrededor de los 9 años de edad en los chimpancés salvajes y a los 5 años y medio en el laboratorio. La menarquía y el desarrollo completo de los órganos sexuales ocurren entre los 11 y los 12 años en el hábitat natural y entre los 8 y los 10 años en el laboratorio. En el período adolescente los individuos viajan de manera independiente durante días y noches, a veces participan de encuentros sexuales y de comportamientos reproductivos, pero ni social ni físicamente son plenamente adultos. Este período termina cuando se da una reproducción efectiva. Los cambios que caracterizan a los individuos adultos incluyen el color del pelaje, características sexuales secundarias y un crecimiento completo. Durante el período adolescente hay grandes diferencias en cuanto a los géneros con respecto a con qué miembros del grupo pasan el tiempo, ya que los machos pasan la mayor parte del tiempo con machos adultos y las hembras con las madres. 

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 El comportamiento de los machos adolescentes es moldeado por machos adultos que les introducen en las patrullas de las fronteras de su territorio y les permiten asumir funciones complementarias y cooperativas durante la caza de otros monos. Es en la adolescencia media, cuando las hembras tienen órganos sexuales de tamaño adulto, cuando las hijas dejan a las madres y se incorporan a un nuevo grupo, en el que son solicitadas y protegidas por machos adultos. Una vez analizados los cuatro períodos por los que pasan los grandes simios, se analizan a continuación cuestiones relacionadas con el ejercicio de sus funciones por parte de los progenitores. Se utiliza el concepto de “paternidad intuitiva” para agrupar los comportamientos implicados en la paternidad entre las especies de primates. La paternidad intuitiva consiste en una pre-adaptabilidad psicobiológica hacia la estimulación del desarrollo integral de las crías. Los comportamientos no son reflexivos ni basados en el pensamiento racional, pero si parece que requieren tener una experiencia anterior con individuos infantiles de la especie. Las madres de chimpancé actúan de forma contingente y adecuan sus respuestas de manera que cuidan del desarrollo de sus crías. Especialmente significativos son los comportamientos de paternidad intuitivos destinados a apoyar el desarrollo de los comportamientos motores y comunicativos.
Existe un debate sobre si en las especies de primates no humanos existe una educación de sus miembros más jóvenes. En este capítulo el autor considera que la educación ocurre cuando el instructor ayuda a estructurar el entorno y la actividad, o por otro lado actúa para ayudar al que aprende de manera que entre ambos se hace posible desarrollar una actividad que el individuo infantil no podría desarrollar y lograr por sí solo. La competencia maternal en los chimpancés no es instintiva. A pesar de que las hormonas pueden influir en algunos aspectos del comportamiento materno, no determinan la competencia materna. Hay tres elementos implicados en la competencia materna, ninguno de los cuales parece ser suficiente por sí mismo para asegurarla. Estos son: la experiencia temprana de la hembra (haber sido criada o no por su madre biológica), el aprendizaje a través de la observación de cómo otros miembros del grupo cuidan de sus crías, y el aprendizaje individual a través de la experiencia directa de la hembra con otros miembros infantiles o juveniles de su grupo. Se considera que la experiencia temprana de la hembra en su propia crianza no es suficiente para promover la competencia maternal.
Tampoco la observación de la competencia maternal de otro individuo es una condición suficiente por sí misma para la expresión de la competencia materna en los chimpancés. Por tanto, la variable crucial en la adquisición de capacidades maternas apropiadas es la interacción y el contacto directos con un individuo o individuos infantiles del grupo. En grupos de chimpancés en hábitats naturales las hembras juveniles y adolescentes muestran un gran interés en sus hermanos menores. Las hembras no emparentadas y aún no adultas, así como las hermanas mayores pueden acceder a las crías acercándose a la madre y cogiendo a la cría de sus brazos. Cuando la cría llora o chilla, la madre la recoge. De esta forma, si las hembras juveniles o adolescentes quieren tener en sus brazos a las crías durante un tiempo prolongado, deben aprender a sostenerlas de una manera que no le cree malestar o incomodidad. También las hembras adultas que no han tenido crías pueden acceder a las crías. Esta estrategia, además de enseñar a las futuras madres, reduce la cantidad de cuidados que la madre debe proporcionar a la cría. Esta estrategia se denomina “allomothering”, término que podemos traducir como “maternidad compartida”. Sin embargo, tiene límites, ya que por ejemplo se ha comprobado que en los chimpancés la madre no deja que las otras hembras ni siquiera toquen a la cría antes de los dos meses de edad.

VIDEO COMPLEMENTARIO



 

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